Una sed insaciable, en mi alma roja
de rabia, me tiene atormentado;
es la causa, un amor desventurado,
de este mal incurable y mi congoja.
Quisiera extraer, con la afilada hoja
de la mente, el madero desgraciado
del trance súbito y desacertado.
Un amargo caudal arrasa, moja,
llena mi rostro con desconsuelo;
me abre sendas de sal en las mejillas.
En el campo de amores perdedor
nato soy. Con los ojos en el cielo,
ojalá pueda sacar las astillas
y ser, por una vez, el vencedor.
A. Macías (Castilblanco, España)
(Derechos de autor)
de rabia, me tiene atormentado;
es la causa, un amor desventurado,
de este mal incurable y mi congoja.
Quisiera extraer, con la afilada hoja
de la mente, el madero desgraciado
del trance súbito y desacertado.
Un amargo caudal arrasa, moja,
llena mi rostro con desconsuelo;
me abre sendas de sal en las mejillas.
En el campo de amores perdedor
nato soy. Con los ojos en el cielo,
ojalá pueda sacar las astillas
y ser, por una vez, el vencedor.
A. Macías (Castilblanco, España)
(Derechos de autor)
Amores tormentosos, indolentes, rugosos, dañinos que nos queman el aliento, nos desfallecen, nos comprimen y nos ahogan...Aún así, sabiendo su desventura, corremos como niños a su encuentro...
ResponderEliminarBello poema, un abrazo para ti desde Santiago.