Al despertar del lóbrego agujero,
las pasiones humanas
se hunden de nuevo en simas abismales.
Al encenderse el astro mañanero,
se iluminan paredes y ventanas,
zaguanes, soportales.
Calles mitad en sol, mitad en sombras
se llenan de color
con tupidas alfombras
que rozan una veta gris de asfalto.
Cón ánimo y vigor
mi torre al cielo va de un solo salto.con empeño persiste
mi corazón, que encumbra
al ser que mi yo alumbra.
marcho con la cabeza levantada.
Por sí misma se forma la pendiente
que a fuerza de años pesa en mi terreno,
sin usar voladura controlada,
sin mecha ni barreno.
A. Macías Luna (Castilblanco, España)
(Derechos de autor)
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