HAYKUS

Con dedos húmedos
la lluvia me teclea
largos mensajes.

Ojos cerrados
de una joven dormida,
luces de aviso.

Molino antiguo
con aspas detenidas,
trono del viento.

Trigo dorado
cuecen campiñas al sol,
pan para el hombre.

En las tinieblas
y en la luz es visible
la orla del tiempo.

Junto a tus ojos
el mar parece un lago
turbio y lejano.

Gris del otoño
entre árboles sin hojas,
luz del poeta.

Tumba cerrada,
dormitorio en que duerme
quien soñó antes.

Ancho orificio
al escupir la tierra:
pozo con agua.

Contemos seis.
Un, dos, tres; un, dos, tres.
Son tres dos veces.

La pluma inquieta
con la tinta estancada
hurga el ingenio.

Echado en tu hombro,
me veo como un racimo
entre viñedos.

Nació la paz
con aullidos de guerra.
Me quedé sordo.

Suspiros roncos
entre labios abiertos,
habla la muerte.

Como gacela
corretea en el viento
tu cabellera.

Calla y no hables,
no sea que se levante
mi enojo echado.

Se arrastra un bus.
Te conduce el asfalto
lejos de mí.

Una impresora:
labradora de tinta
que siembra letras.

Aunque enterremos
al reloj,nunca muere
el tiempo a oscuras.

En mi ribera
nadan los desengaños
contra corriente.

Nubes en grises,
augurio de otro sol
en la esperanza.