Los ojos abre el día,
venturoso alborea.
Dirección Castilblanco,
en la sombría Vega,
bajo un nimbo de añil
sobre la carretera,
pares brillantes de ojos
sin pestañear se acercan
y presurosos pasan
cual fugaces estrellas.
La hoguera celestial
al este se rebela
ahuyentando las sombras
de la negra cuneta.
Bostezando al oeste
va una mancha cobreña:
llanuras y cortijos,
a los que libres dejan
las garras de la noche
mientras las acuarelas
del río atrapan grises
de árboles y laderas.
Al norte se perfila
el busto de la sierra.
Con honda pesadez,
hacia el sur las tinieblas
continúan reinando,
donde se despereza
Sevilla, y
despacio se despierta.
A.Macías
Castilblanco (Sevilla), enero de1999
(Derechos de autor)
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