sábado, 2 de mayo de 2009

ANTE UN LIBRO ABIERTO

Te saluda con buenas noches

un libro abierto de hojas más que leídas;

unas páginas docentes encadenadas

con la humildad de la sabiduría.

Como cualquier jinete, cruzas llanos de verbos

cabizbajo, pisando caballones

bajo el lenguaje rutilante de las estrellas.


Te deja la noche solo.

Te concede un caballo y en su lomo,

una silla con alas

para albergar en tu ínsula irreal

imágenes de sueños.

Las líneas del poema son ráfagas ante la vista

junto al rincón ardiente del hogar,

junto al fuego temblón que se aposta a tu lado.

Entre estrofa y estrofa

hay una voz que apaga la lectura.


Tus ojos, putrefactos de sopor,

se recubren de párpados y caen

en dos pozos de cuencas con ojeras,

que se diluyen en la oscuridad;

miran al siempre de la Eternidad.


Tus pupilas se cierran, ebrias de licor poético.

Esperan en su gruta, ensimismadas,

el brillo en terciopelo azul del alba.

Se adormecen los versos.

Aún queda cabalgada hasta el fin del trayecto.


A. Macías L.

(Derechos de autor)

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