lunes, 13 de abril de 2009

LA CIRUELA


Un filo cortante la recia piel roja
oscura levanta en capa rosada,
y escurre su néctar que al plato sonroja
en ágiles ríos por senda plateada.

La furia bestial del cuchillo pela
hundiendo su filo en tambor de cáscara;
así se prepara la dulce ciruela
que al aire se entrega, le quitan la máscara
argenta de polvo, de días desiertos,
mostrando una cara blandengue y carnosa.
Manjares perfectos, de almíbar cubiertos,
son los que conforman la esfera sabrosa.

Alberga en su seno botón de semilla
que engendra una carne con flor de rosales.
Con tan exquisita, sensual maravilla
se embriaga la boca de esencias frutales.

A. Macías
(Derechos de autor)

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