Vegetamos los dos como dos hiedras:
tú en un rincón calándote de sol;
yo en el mío muriendo con las sombras.
Cada uno en su esquina,
se nos despliega el tiempo;
vegetamos los dos envejeciendo
cada uno en su esfera.
Los días corren lentos.
Tú mirando pasar las horas,
que no entiendes;
yo estupefacto entre las horas,
que dejaron de entenderme.
Tú no captas su idioma.
En realidad no se hablan entre sí;
se siguen unas a otras
en universo de alas sin premura.
Es dulce percibir
la soledad de sus campanadas,
el vacío en sus voces armoniosas.
Comprendo lo que dicen,
pero sigo sin verme comprendido.
A. Macías (Derechos de autor)
Un deleite para mis ojos haber descubierto tu Blog..Bellas palabras, sonido persistente..
ResponderEliminarSaludos
Un deleite para mis ojos haber descubierto tu Blog..Bellas palabras, sonido persistente..
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