Lanzado por mi pie,
un guijarro se arranca por los suelos;
bajo los giros de alas alocadas
se descalabra en trastocado vuelo.
Sobre el hormigón duro va rodando
el hijo irregular de un pavimento.
Aléjase el proyectil
sin saber si va a lo alto o en descenso.
Llevan sus cantos romos unos cánticos
de acólitos y clérigos,
como hálitos de un órgano arrullando
a cadáveres bajo un presbiterio.
Sobre la calle fría
la piedra se detiene con su séquito.
Sumisa, la rodilla del peñasco
se dispone a postrarse ante otro cetro:
la punta airada del segundo pie,
que sin cuidado lo despacha lejos
como aleja mi frente hacia otro mundo
el nimbo ardiente de sus pensamientos.
A. Macías (poema publicado en la Revista nº 55-56
del Círculo de Escritores de la V Región, Viña del Mar, diciembre 2007
(Derechos de autor)
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