Eres la ola imparable que se estrella
contra los arrecifes de mi playa.
Eres sal que con tiempo deja huella
en el acantilado donde encalla
mi anhelo de vivir. A tu isla bella,
si me apercibo que tu afán desmaya,
deja que vuele y lance amor en ella
cuando no ríes y tus labios callan.
Eras un punto azul en la neblina.
Llegaste a mí con gracia de gaviota,
que en el chispazo del albor inclina
el ala y endereza su derrota.
Con chirridos a mí se acerca y flota,
en vuelo circular, mi golondrina.
A. Macías
(Derechos de autor)
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