(Foto de A. Macías)
Tendido al fresco alado, bajo su abrigo,
en vela no haces otra cosa que otear,
con mundos ambarinos en tu mirar,
el pacífico entorno que está contigo.
Eres de aspecto cómodo, felino amigo.
A tu largo recubres el espaldar
de mi sillón vacío viendo un solar:
un huerto con frutales y olores a higo.
Cuando toca mi mano tu pelo suave,
enarcas la figura quieta y silente
como los trapos tensos de anclada nave.
Me hipnotizan tu estática, negra pereza;
tu agilidad oculta, tu faz paciente
mientras pienso qué pasa por tu cabeza.
(Dedicado a Pérjam)
(A. Macías)
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