domingo, 24 de mayo de 2009

LAS RODERAS DE MI PLUMA

En un día aplomado,

desapacible y muerto

me susurran las pérgolas del huerto

que el otoño ha llegado.


Perezosas, las ramas se estremecen,

adoradas por zarzales que se mecen

rasgando el aire vivo.

Se eternizan los dulces cabeceos

de unas espigas a la vez que escribo

y mezclo el frenesí de los deseos

en la cal del papel,

con trazos vigorosos en tropel.


Yo puedo hacer que escapen del azul

las cimas de los montes

cuando mi alma, al reír, de luz se pinta;

cuando los sentimientos no se frenan,

y extender a infinitos horizontes

las roderas de tinta

que las aradas de los versos llenan.


Y así labra mi pluma con primor

de joyero la plata del vocablo

tiñendo de color

las montañas y el mar cuando les hablo.


A. Macías

(Derechos de autor)




1 comentario:

  1. Hola Antonio

    Sigue tiñendo de color tus pensamientos, así podremos seguir leyendo cosas, como tu último poema.

    Un abrazo

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