Devuelvo las caricias con un canto templándose en mi frente.
me saludan con “buenos días” húmedo.
Todos se tambalean a mi paso,
cuelgan guirnaldas de hojas en mis hombros,
lluvia verde y constante de sus ramas.
Gotas de vidrio sueltan un río de algidez
por mis viejas espaldas.
el peso de mis pies sobre las aguas
dormidas de los charcos,
espejos que se quiebran a mi paso.
Inspiro el áspero aire del otoño chileno
mezclándose en coyunda con el humo aromático.
me detengo y dedico al denso mazo de hojas
el calor generoso de unos versos.
A. Macías (poema publicado en "VERSOS QUE EMPUJAN DESDE EL ALMA" y en el nº 13 de la Revista ORIFLAMA, de España)
(Derechos de autor)
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