viernes, 7 de noviembre de 2008

REGRESO

(Vista de mi calle de Lautaro (Araucanía, Chile) (Foto de A. Macías Luna)

He vuelto a ti, Lautaro,
a tu puerto sin faro,
a tus cuadras con techos de hojalata;
a tus casas y puertas
de pino, casi yertas,
junto al ferrocarril cerca de Matta.

He vuelto y veo tu impávido semblante,
tu cuero de alazán.
En el río menguante,
en un desfile de aguas presurosas,
golpea su batán
sobre miles de telas pedregosas.

Un crucigrama de veredas, calles,
al viento se entrelaza en una orilla
y la otra del Cautín.
Volví de secos valles
y admiré cómo brilla
tu sol escueto en lánguido confín.
Un retrato sereno,
el gallardo e inmortal roto chileno,
me atisba en tu frescor
de Bilbao a José de San Martín,
mientras piso otra vez sobre el verdor.

Me marché sin pensar cuándo volver.
Créeme, nunca de ti me fui esquivo;
mas no hurgues de mis cuitas el motivo
porque no las podrías entender.
Entre tú y yo: los hilos de mi voz
anudé para no decirte adiós.

(A. Macías)
(Derechos de autor)

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