lunes, 13 de octubre de 2008

VIAJANDO CONTIGO

La Mancha agobia, su desierto quema;
es un crisol en llamas de kilómetros.
Sobre tierra y raíces
cabalgan viñas rodeadas de oro
por llanos, fondo ardiente de caldero,
bajo un sol que en su sed parece otro.

Dormitas a mi lado,
reposas tu cabeza sobre mi hombro,
y vislumbro la luz de una sonrisa
que realza la pureza de tu rostro.

Viajamos juntos, mas te vas de mí
lejos. Dentro de poco,
te arrancará un avión desde mis brazos
y llevará en sus alas mi alma al cono
sur de América. Allí continuarás
recibiendo el calor de mis rescoldos.

No me hablará tu boca,
no me veré en los grises de tus ojos.

No sentiré los dedos de tus manos
como unas ramas aferrarse al tronco.

No llenarán estrellas mis pupilas
ni será nada el cosmos.

Percibiré la esencia de tu cuerpo
en el perfume de los heliotropos.

Darán mis labios besos al vacío
hasta hundirme en ahogo.

Despierta, amor, que el viento se deshace
al recorrer tu adormecido rostro.
Atiéndeme, chilena;
con los jirones de mi alma en trozos
a tu frente fundiéndose en la mía,
un encaje de lágrimas le bordo.

A. Macías
(Derechos de autor)

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