En la playa eres quieta caracola.
No te asusta, cercana, la marea
que sube. Mi mirar te saborea
la piel salobre, sueño de la ola.
El cielo azul violeta se arrebola.
Muere encima de ti una enorme tea,
Dios vivo duda, relampaguea;
despacio baja su sagrada bola
de fuego, que deforma el horizonte.
Junto a dunas rojizas hay un monte
de curvas que me invita a contemplar
viendo un refugio de calor y mimo.
Sigues dormida, te amenaza el mar,
mientras con la mirada a ti me arrimo.
A. Macías (de "CELAJE DE ESPEJISMOS")
(Derechos de autor)
domingo, 12 de octubre de 2008
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