Apelo a tu bondad, Naturaleza.
Te pido para mis sentidos ávidos
el don de la armonía melodiosa
para que tu aura próxima y remota
afine mis oídos.
Traigo en la mente ideas
tangibles y sonoras:
los pinos con su hechura desde el bosque
a las aisladas cotas.
Traigo a tus pechos de calor y nieve
el cuerpo de unas ondas,
alto desde tus pies inescrutables
hasta la cima de tu edad añosa:
un barco navegando por los valles,
un galeón con velas azuladas.
Quiero la clave en sol de tus octavas
en la expresión más honda
para el cántico bajo y zumbador
de un pájaro pequeño.
Apelo a tu bondad, Naturaleza,
al son de una armonía melodiosa.
Te pido, oh reina, aviva al colibrí.
Hazme llegar sus notas:
los graves diapasones de su vuelo.
A. Macías
(Derechos de autor)
miércoles, 29 de octubre de 2008
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