miércoles, 29 de octubre de 2008

A LOS CIPRESES DEL CEMENTERIO DE SEVILLA (II)

Tras unos muros en que el sol revienta
os erguís, os alzáis como fusiles
sobre el hombro en marciales desfiles.
Sois soldados valientes que se alientan
con el vaho de aromas y de humores.
Sin trompetas agudas ni tambores,
en marcha lenta, sin marcar el paso,
camináis a un recóndito destino.
En silencio seguís vuestro camino
bajo el celeste raso.
En calma, espectadores sosegados
siguen vuestras extrañas piruetas
al sol de la mañana y al ocaso.
Ojos cerrados ven vuestras siluetas,
ojos ciegos que viven en bastiones
de mármoles y losas:
mar picado con blancos pabellones,
margaritas y rosas.

¡Oh, cipreses enhiestos!,
guardad sigilo vigilando prestos.
Velad por quienes guardan vuestros pies,
rezad por quienes los verán después.

A. Macías
(Derechos de autor)

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