Brindo, estrellas nacientes, por vosotras,
por un mito de aliento agonizante;
por un rostro sin ojos, dislocado,
que se moja sumiéndose en el mar.
Os paso mis mejores buenas tardes,
más violetas que nunca, incandescentes;
cálidas con olores de jardines
uniendo arena en medio de una playa.
¿Venís a contemplarme entre vosotras,
con puntitos de sapos esperpénticos,
con pupilas trizadas por las lágrimas,
pero felices y jocosamente
pasando ante mis ojos?
Brindo por vuestras balas disparadas,
disparatadas por llegar a mí.
¡A vuestra… luz, mis trémulas estrellas!
¡A vuestra… luz, mis celestiales pecas!
A. Macías (poema publicado en la Revista nº 55-56 del Círculo de Escritores V Región, Viña del Mar)
(Derechos de autor)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario