en tu Giralda enhiesta, torre cristiana y mora.
Al contemplarte, mi alma de niño surge y llora
viendo como los tiempos te cargan de estructuras,
de grilletes metálicos. Presa, en balde procuras
desquitarte conmigo, sevillano que añora
de ti la imagen vieja, la más deslumbradora:
una colcha engarzada con blancas colgaduras.
Tu apariencia cambiada me hace considerar
lo que hay dentro de ti como fingida muestra.
Digo adiós a los trémolos de tu moderna risa
y al cantar invariable de tu cálida brisa.
Digo adiós cuando parto a mi lejano hogar,
a un territorio ungido con sangre y savia nuestra.
A. Macías
(Derechos de autor) (de "Versos que empujan desde el alma")
Al contemplarte, mi alma de niño surge y llora
viendo como los tiempos te cargan de estructuras,
de grilletes metálicos. Presa, en balde procuras
desquitarte conmigo, sevillano que añora
de ti la imagen vieja, la más deslumbradora:
una colcha engarzada con blancas colgaduras.
Tu apariencia cambiada me hace considerar
lo que hay dentro de ti como fingida muestra.
Digo adiós a los trémolos de tu moderna risa
y al cantar invariable de tu cálida brisa.
Digo adiós cuando parto a mi lejano hogar,
a un territorio ungido con sangre y savia nuestra.
A. Macías
(Derechos de autor) (de "Versos que empujan desde el alma")
No hay comentarios:
Publicar un comentario