sábado, 9 de enero de 2010

CAÑAVERALES

Cañaverales que oléis
a perfumes de la tarde,
de un sol que apenas arde
os resguardáis y escondéis.

Lanzas clavadas entre hoja
trémula y verde demarcan
arroyos muertos que abarcan
la llanura seca y roja.

Picas delgadas de caña
con alas de hojas picudas,
filos de astillas agudas
que la luz con sombras baña.

Carrizos de polvo gris,
oíd las voces de mi alma;
llevadme al remanso en calma,
donde vosotros morís.


A. Macías, 
Castilblanco (España), 1999
(Derechos de autor)

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