sábado, 1 de noviembre de 2008

EL LENGUAJE DEL CAUTÍN

Es un murmullo sordo que no acaba,
es un rumor que sale de tus fauces,
que se alzan y sostienen,
surgiendo de tus hoyos y guijarros.

Con arcadas constantes
vomitas bofes líquidos;
verbos que muerden labios de dormidas
márgenes quebrantando en dos mitades
un esqueleto de madera y zinc,
las calles de Lautaro.

Flores y pinos sienten
cada noche un rosario de vocablos,
cada día el reír de unos chiquillos
entre aguas tumultuosas que me arrullan,
que me invitan a verte desde lejos,
a degustar suspiros centenarios.

Mis sentidos rebosan de embeleso,
te contemplan mis cuencas hechizadas,
mis ojos de extranjero,
que ansían luz en el discurso azul
de tu lengua imparable
y atesoran alhajas de colores
mientras te observan las alturas verdes,
las esmeraldas de la cordillera.

Engullen, oh, Cautín, tus entresijos
los ecos esparcidos,
los incansables gritos de tu pueblo,
lamentos que se mezclan a capricho,
con canto histórico de voces graves.

Río fiel, no reposes.
Río empedrado, viaja noche y día.
Vitorea a tu puente con sutil
clamor mientras le cruzas con garrochas
los ojos descarnados.

A. Macías (poema publicado en el Suplemento Literario CARIBANÍA de la Revista LA CASA DE ASTERIÓN -volumen IX, núm. 36, de la UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO, Barranquilla, Colombia)
(Derechos de autor)

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