viernes, 17 de octubre de 2008

A LOS NARANJOS DE LA RINCONADA (SEVILLA)

Qué opulentos madrugan los naranjos
de copas enjoyadas
perfumando los cielos
bajo el suave matiz de la mañana.

Se contagia del brillo de la tierra
la seronda naranja.
Rodeada por una corte de hojas,
su presencia destaca
entre el fondo tupido de los árboles
sobre una agreste manta.

El río, en apacible discurrir,
un camino señala
con márgenes forradas de verdor
entre arcillosas galas;
recubierto de pátinas de grises
junto a arbustos y jaras.
Las riberas de barro
con aromático azahar se embriagan.

La lengua líquida los naranjales
de sed penetra con cendal de plata,
ribetea la orilla
desde la presa con fangosa lana.

Las naranjas depuestas por el tiempo,
encogidas, se abrigan en la calma
de los surcos terrosos
y mueren al arrullo de las aguas.

A. Macías
(Derechos de autor)

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